Son múltiples los beneficios que las Tecnologías de la Información (TI) son capaces de brindar al sector salud. Algunos ya son un hecho cotidiano en hospitales públicos y privados del mundo, como el caso de los expedientes clínicos digitales que no sólo agilizan la atención al paciente, sino que permiten la disponibilidad de información de una forma tan eficaz, que la toma de decisiones sobre los tratamientos más efectivos se torna más sencilla y oportuna. Sin embargo, existen otras posibilidades que van más allá.

Recientemente fue controversial la propuesta de algunos países de usar un pasaporte de vacunación para dar acceso libre y seguro a quienes ya han sido vacunados contra el virus SARS-CoV-2. En el caso de la Unión Europea, por ejemplo, el llamado certificado digital verde permitiría a sus ciudadanos viajar libremente dentro del territorio, con el objetivo de reactivar su economía mediante las actividades turísticas del próximo verano.

En Estados Unidos, de forma concreta en el estado de Nueva York, se empezó a utilizar, de modo voluntario y gratuito, un pasaporte digital de vacunación que mediante un código QR es capaz de mostrar el estado de salud de cada ciudadano, aplicación de vacunas o prueba de COVID-19. Este mecanismo utiliza la aplicación Excelsior Pass Wallet que es validado por las empresas o lugares a donde se quiere acceder, mediante una identificación oficial con fotografía.

En México, el pasaporte sanitario se pondría en funcionamiento mediante la aplicación Travel Pass de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) una herramienta que recientemente se puso en marcha como prueba piloto para viajes entre Europa y América Latina, con el objetivo de verificar el cumplimiento de los requisitos de viaje de las aerolíneas y gestionarlos de forma automática para comodidad de los mismos viajeros.

De acuerdo con IATA, su plataforma digital no sólo es práctica a la hora de informar a los pasajeros qué pruebas, vacunas y otras medidas necesitan antes de viajar; así como lugares para hacerse los estudios, sino que también permite compartir el resultado de su estado de salud de una forma segura y verificable, por lo que podría “funcionar como herramienta clave para brindar los gobiernos la confianza para abrir fronteras”.

Sin embargo, el Comité de Emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó no pedir como requisito de viajes internacionales algún certificado de vacunación, no sólo porque  “aún se desconoce el impacto de las inmunizaciones en la reducción de la transmisión, sino porque que la disponibilidad de las vacunas es limitada”, por lo que podría resultar discriminatorio, incluso infringir la libre movilidad.

Por su parte, el Comité Europeo de Protección de Datos (CEPD) emitió un dictamen para pedir que se restrinja el uso del pasaporte de vacunación en tanto que podría socavar el derecho fundamental a la protección de los datos personales, por lo que llamó a transparentar la lista de todas las entidades que podrán actuar como controladores, procesadores o receptores de los datos en cada Estado miembro y pidió establecer prohibiciones al acceso y uso de los datos recogidos en el certificado una vez que haya concluido la pandemia.

Y es que más allá del debate político, lo cierto es que diversas empresas tanto de tecnología como de entretenimiento están trabajando en el desarrollo de soluciones digitales. Si bien el pasaporte de vacunación puede ser un mecanismo para recuperar la confianza para desarrollar actividades sociales, la tecnología a usar debe estar diseñada para evitar no sólo la falsificación sino la suplantación de identidad, así como evitar la filtración de datos sensibles de la población.

De acuerdo con CCI,  iniciativa abierta de Credenciales COVID-19, sí es posible crear un formato confiable de vacunación y estado de salud de la población mediante el uso de Credenciales Verificables (VC), que como alternativa digital, son criptográficamente seguras y preservan la privacidad, garantizan la veracidad, la portabilidad y la interoperabilidad:

  • El emisor empaqueta la credencial y la firma criptográficamente para sellar los datos que contiene.
  • Lo entrega al sujeto, o titular, para que el sujeto pueda compartirlo con el receptor de la credencial, el verificador. (no es necesario que verificador y emisor estén conectados directamente).
  • El receptor puede utilizar la criptografía para verificar el sello y la validez del emisor. Las VC preservan la privacidad porque el emisor (proveedor de identidad) y el verificador (parte que confía) no forman un vínculo técnico.

Por todo esto, un pasaporte digital de vacunación conlleva una serie de desafíos para el que quizá no todos los gobiernos están preparados: manejo de datos personales, interoperabilidad, reglamentación para su uso, estandarización y sobre todo capacitación para todas las partes involucradas. Además, el uso de estas soluciones depende de la disposición de las partes emisoras (gobierno e instituciones de salud) pero también del acceso de los ciudadanos a las nuevas tecnologías, pues de no cuidar estos aspectos, sí se estarían vulnerando sus derechos.

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